Entrevista a Ángel Nieto
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Entrevista a Ángel Nieto
Quizá una de las mejores entrevistas que se le han hecho a Nieto. Larguita y con más sustancia que un caldo de pollo, ¡para echarle un ratito!
"En un margen un tanto desolado de la avenida de El Planetario emerge un escueto grupo de naves ocres y polvorientas, que recuerdan por su aspecto depresivo a aquellas que albergaban la fábrica de Ducati Mototrans, en el Poble Nou de Barcelona, donde nuestro protagonista trabajó en sus primeros años y que fueron demolidas olímpicamente hace ahora dos décadas. Al parar junto a esa fachada, nadie diría que detrás se atesora una colección que representa los logros más universales de al menos medio motociclismo español, el Museo de Ángel Nieto.
Una moto roja y diminuta, en su tamaño natural, constituye el reclamo y el único indicio externo de que aquellas apagadas paredes albergan la gloria recientemente pasada de una estrella a la que siempre se debe tener presente.
Aún es pronto. Me he dado un tiempo para preparar mínimamente el escenario, Carlota, la encargada del museo, me invita a que descubra una por una las joyas atesoradas dentro de la sala. La Derbi 50 de aire, estrecha e imposible, la Bultaco monocasco, de silueta marciana e inverosímil, la Kreidler, más terrestre y racional, la imponente Garelli 125 y la irrepetible Siroko del malogrado Don Antonio; todas acompañadas por monos, cascos y botas acorde con cada una de sus épocas. A la derecha se extienden, a lo alto y a lo ancho, distintas vitrinas empotradas que, sencillamente, antes de fijar la atención en cada figura, intuyen la galería de trofeos de algún club decano del deporte rey, rey en audiencia.
Y la voz de Angel se oye al otro lado de las vitrinas cargada de energía y un tanto ajetreada, tal y como le he escuchado toda la vida, dejando adivinar ese acento acuñado en Vallecas hace ya medio siglo, mientras resolvía algún asunto con el teléfono pegado al oído y rebasaba el torno de la entrada. Me acerco, doblo la esquina acristalada que contiene la Derbi 50 y me lo encuentro de frente.
La melena plateada, como la de un sabio clásico; el rostro un tanto congestionado y los ademanes, como la voz, simplemente un manojo de energía e inquietud. Un colgante pende de su cuello cogido por un cordón negro que se sumerge bajo la camisa clara remangada. Vaqueros sencillos y desgastados, rematados por un cinturón negro a juego con la muñequera de cuero.
Nos acomodamos en el rincón que había preparado, coloco la grabadora y le muestro a continuación una fotografía a modo de introducción. En ella aparecemos los dos juntos. Me señalo a mí mismo para que me reconozca con certeza y él, con cierto asombro, añade a continuación: "Sí… y éste soy yo". Una sensación un tanto agria emerge en su rostro: "Pero de esto hace un huevo de años…, y ésta es mi caravana". La fotografía fue tomada en el paddock de Assen durante los entrenamientos del G.P de Holanda del año 89.
Su aspecto insólitamente juvenil, le delata como un personaje perteneciente a esa generación calificable de diabólica por haberse confabulado con el propio Satanás. ¿Cómo se explica si no, no ya que se conserven tan frescos y lozanos, sino que emanen a su edad esa inaudita energía con la que nos deslumbran a todos? Mick Jagger, Alice Cooper, Steven Tyler, Ian Guillan, Miguel Ríos… y Ángel Nieto.
Hablemos un poco de cómo eran aquellos primeros tiempos tuyos, comentemos algunos detalles para situar a los lectores, para que se hagan una mínima idea. Por ejemplo, viajaste en alguna ocasión llevando la moto en el tren, subida en la bandeja del equipaje en el propio compartimiento de tercera.
AN.- En aquellos tiempos trabajaba en un taller mecánico de aquí, de Vallecas, un taller de Tomás Díaz Valdés; y la primera carrera de mi vida la hice en Granada. Me fui en el tren, con lo justo para el billete y esa noche dormí en un portal. Tomás tuvo que ponerle una antena al que tenía entonces aquellos almacenes – hace un esfuerzo recordando -… los Saldos Arias, y a cambio de eso le dejó un coche para ir a Granada a buscarme. Así era la película entonces; luego me fui a Barcelona, trabajé primero en Bultaco, más tarde me fui a Ducati, a Mototrans, y luego acabé en Derbi. El tema es que, por ejemplo, cuando trabajaba en Mototrans, estuve viviendo seis meses en el sótano de una frutería, con quince años… Sí, las pasé bastante canutas.
Su mirada se agrieta ligeramente, dejando ver un sufrimiento pasado que no ha olvidado, tal vez para dar su verdadero valor a todo lo que ha conseguido después. Se arrellana en la silla con una vital inquietud y de inmediato percibo que debo evitar los enunciados largos porque su ímpetu innato no me va a dejar concluirlos.
PM.- Uno de tus compañeros en esas correrías era Nani González de Nicolás, ¿no es así?
AN.- Sí, en esa época, cuando estaba en Madrid, andaba con los amigos de mi barrio que también les gustaban las motos; González de Nicolás, El Trompa, Marcelino y toda esa banda.
PM.- ¿Es verdad que falsificaste en alguna ocasión la firma de tu padre cuando no tenías edad mínima para correr?
AN.- Sí –alarga la afirmación-, hasta que me pegué el estacazo en Francia, en Clemont Ferrand, allí descubrieron que no tenía la edad y me quitaron la licencia. Me echaron del Mundial hasta que cumplí los 18 años.
PM.- Sobre las carreras en sí, un ejemplo de cómo eran lo podemos tener en el casco. El Cronwell, que cuando llovía, con la cara al descubierto, se te clavaban las gotas como agujas en las mejillas –recorta la pregunta....
AN.- Sí, bueno, el que tenía un Cronwell era capitán general, sólo lo llevaban Ramón Torras, Santiago Herrero… nosotros íbamos con un Prat, creo que se llamaba Prat, y era una imitación del Cronwell.
PM.- Y los neumáticos, Ángel, ¿eran casi de calle, o muy parecidos? ¿Cómo era aquello?
AN.- Bueno, igual hacías cuatro carreras, o cinco, con ellos. Ya en El Mundial usábamos todos más o menos los mismos, eran unos Dunlop así, puntiagudos – forma un tejado de dos aguas con las manos - y con esos neumáticos hacías entrenamientos, carrera y otra carrera más.
PM.- Durante muchos años, prácticamente toda tu carrera, corríais con el fantasma del gripaje acechando. Bill Ivy, por ejemplo, o mucho más recientemente, en 2004, Michel Dunlop (hermano de Joe Dunlop) fueron víctimas fatales de él.
AN.- Si me he caído quinientas veces, que probablemente me habré caído quinientas, 250 han sido mías, por poner la mitad para cada uno, y las 250 restantes de roturas de la moto.
PM.- Hablemos un poco sobre las 50, "Las Tazas de café", como se las apodaba entonces. Son motos inimaginables hoy día, y su pilotaje era particularmente complicado: se basaba en una serie de claves específicas para sacar el máximo de esos escasos caballos.
AN.- La cincuenta yo creo que es la moto más difícil que he pilotado en mi vida. Tenía un motor que si lo pasabas de vueltas, se rompía; pero como no tenía potencia, si no la llevabas en el sitio exacto, ni corría ni hacía nada. Era una muy delicada –alarga el aumentativo-, tenías que ir oyéndola constantemente, necesitabas tener un toque muy fino de sensibilidad porque corría exclusivamente por vueltas de motor, daban 14 o 15 CV. Una moto que cuando cortabas, si abrías otra vez, tenías que quitar marchas porque si no, no empujaba nada en absoluto.
PM.- ¿Recuerdas con qué margen de revoluciones contabas?
AN.- Seiscientas. Y en las de El Mundial estaban a quince mil o quince doscientas. Por eso el tacto con el cambio era tan importante.
PM.- Y por eso en muchas ocasiones tenías que tirar de embrague para poner el motor dentro de su régimen…
AN.- Bueno y más. Cuando gané el primer campeonato del Mundo, en Yugoslavia, había un ángulo de primera que tenía incluso que remar con el pie para ayudar a la moto a salir. Pero si tirabas mucho de embrague, al final se rompía porque los materiales no tenían nada que ver con lo que se emplean hoy en día.
LAS CARRERAS
PM.- Hablemos de algunas de tus mejores carreras. Protagonizaste una de las más épicas –no sé si la recordarás- que yo sí recuerdo muy bien y que tuve la suerte de ver en directo por TV, en una de las escasísimas retransmisiones que se hacían entonces. Hablo de 1979, en una carrera valerosa ganada con sacrificio y un pundonor inaudito sobre la pista de Silverstone. Tenías rota nada menos que la cadera…
AN.- Sí, y ya tenía el título ganado. Me había caído en Portugal y me había roto el pie y la pelvis. Yo fui allí porque Tomás Díaz Valdés escribió en la portada del As: "Ángel Nieto Campeón del Mundo desde la cama". Así es que me fui al médico, le dije que quería correr y me dijo que estaba "zumbao". Me fui a Silverstone. El primer día estaba el 30 en parrilla, en los entrenamientos del sábado estaba el décimo… y el domingo gané la carrera.
PM.- Tus mecánicos te llevaron hasta la moto que te esperaba en la parrilla. Te las arreglaste para salir remando con las piernas y arrancar (antigua salida a motor parado) dando un golpe con el pecho sobre el depósito. Aquella carrera, además, la ganaste con tu estilo: en la última curva de la última vuelta, les quitaste la cartera a Bianchi y a Lazzarini. Una vez que llegaste, la gente de tu equipo corrió a recogerte porque no podías ni moverte de la moto. Ángel asiente mientras rememora aquel día y un servidor queda embelesado y, aturdido, busca en su cuaderno la siguiente pregunta.
LOS RIVALES
PM.- Antes era muy difícil despuntar en el mundo de las carreras porque no había nada y tampoco había nadie, lo difícil era plantarse con una moto en un circuito; en cambio ahora es muy difícil, precisamente por todo lo contrario, porque hay muchos.
Me rebate tajantemente.
AN.- No, no, ¡qué coñe!, antes había sesenta tíos. Había tíos que no entraban en la parrilla, González de Nicolás, que muchas veces llevaba motos que no funcionaban del todo, se quedaba fuera. En la inscripción había 60.
PM.- Pero, en fin, lo que quiero decir es que, buenos buenos, con buenas motos, sólo había unos pocos.
AN.- Claro, el tema es que ahora casi todos son buenos y mecánicamente están muy bien preparados. Antes había una gran diferencia entre los que llevábamos motos de fábrica y los que no la llevaban. En esa época había cinco tíos que podían ganar, un poco lo que pasa ahora en MotoGP. Uno que saliera en cuarta fila era imposible que ganara; ahora no, ahora un tío te hace una buena salida desde tan atrás y puede meterse de los primeros.
PM.- Y hablamos de rivales. Ha habido muchos, se puede decir que todos en más de un momento –irrumpe…
AN.- En 125, el objetivo era Ángel Nieto. Anderson, Barry Sheene, Tormo, Parlotti, Lazzarini… todos iban a por mí.
PM.- ¿Había alguno que destacarías especialmente?
AN.- De toda esa banda había algunos que tenían mucho talento. Por ejemplo Tormo, era un tío con un talento alucinante, aunque el entorno que le rodeaba no era el más apropiado. Barry, fíjate, dos veces campeón del mundo de 500. Parlotti, rapidísimo; lo que pasa es que quizá mi moto era un poco superior a la de él. Anderson era bueno, pero no tanto; y también el otro…
PM.- ¿De Vries?
AN.- No, De Vries no. De Vries lo que tenía era una moto muy rápida, más rápida que la mía. La Kreidler aceleraba más que la Derbi, y mucho más fiable. Pier Paolo Bianchi era bueno, pero yo le tenía comido el coco. Cuando veía que empezaba a mover el culo dentro de la moto, sabía que ya estaba perdido. La verdad es que la referencia era yo y trataba de comerles un poco el coco antes de salir.
PM-La eterna rivalidad con Min Grau dentro de España.
AN.- Grau era fantástico, ha sido de los mejores compañeros de equipo que he tenido. Aparte de que con Grau, en el campeonato de España, íbamos los dos de la mano; le decía: "A ver, ¿qué quieres hacer hoy aquí, ganar, y yo gano allí?". Le tengo mucho cariño, él a mí también, lo sé, y lo hemos pasado muy bien corriendo juntos, haciendo galas como los cantantes por todos lo pueblos de España.
PM.- Pero aquella lucha era un poco desigual, ¿no?, porque tú estabas condicionado por tu responsabilidad en El Mundial…
AN.- Grau en las carreras del nacional era muy rápido, rapidísimo. Era rápido con cualquier cosa, le daban una dos tiempos pequeña y corría; le daban una 4 tiempos grande y corría que se las pelaba. Lo que pasa es que luego en El Mundial parece que se perdía un poco…, quizá por el tamaño de los circuitos, que eran más grandes, que llegaba y no los conocía tanto… pero en cambio fíjate cómo iba en Montjuich.
PM- Retomando lo que apuntabas en la respuesta anterior sobre el aspecto psicológico de las carreras, eras bastante zorro –si me permites la expresión- y empezabas a ganar a tus rivales desde mucho antes de que se diera la salida. Trabajabas el lado psicológico y comenzabas a comerles la moral.
AN.- Sí, yo aplicaba mi sistema y eso también influye.
PM.- Incluso hacías alguna curva más lenta de lo que podías…
AN.- Yo usaba mis estrategias. Me iba para atrás y luego aparecía en el momento preciso, y a mí me gustaba ganar siempre al final. Esto era algo por lo que ellos me temían.
PM.- Ésa era una baza muy a tu favor porque ninguno sabía lo rápido que eras capaz de ir, nadie lo sabía.
AN.- Sí, y entonces no existía la Pole, yo no hacía los entrenamientos para conseguir la pole. Yo con estar en primera o segunda fila ya iba arreglado, y me dedicaba a trabajar para acertar con la puesta a punto de la moto. Alguna vez levantaba a las cuatro de la mañana a los mecánicos porque no me dormía pensando que algo no iba y les hacía desmontar el cambio y poner otro.
LOS CIRCUITOS
PM.- ¿Había algún circuito de aquellos tiempos que te impusiese, que respirases aliviado cada vez que acababa el GP? Tal vez el antiguo Brno, Opatija (Yugoslavia), Imatra (Finlandia), Spa o Montjuich…
AN.- En esa época el único que había bueno y seguro era Assen. Los otros… Monza, muy peligroso… Eh… Imatra, con la vía del tren por en medio. Checoslovaquia, Alemania Oriental. En fin, Spa, te ponía los pelos de punta… Eh, Opatija, pues otro tanto…
PM.- Y me pregunto qué impresión, qué recuerdo tienes de la Isla de Man…
AN.- Sólo fui una vez, me caí en unos entrenamientos y estuve tirado en el suelo una hora y media. Tenía 17 años, y luego la federación la prohibió a los españoles. Allí se quedó Parlotti. Era una locura, Un circuito de 63 km, que se entrenaba a las 6 de la mañana, cuando salía el sol…, a las 9 ya estábamos todos durmiendo en el hotel. Me acuerdo de la salida con un kilómetro para abajo y luego encontrabas un cementerio. - Mueve la palma de la mano con desaprobación.
PM.- Cuando llegabas a una pista nueva, ¿en qué es en lo primero que te fijabas?, ¿qué es lo primero que buscabas? – no lo duda.
AN.- Me iba a ver cómo era la última curva antes de meta, y luego me iba a ver dónde estaba el podium, por si lo habían cambiado de sitio y así metía un poco de morbo al asunto.
EL PILOTAJE
PM.- Has sido un maestro con mayúsculas en todos los aspectos de la conducción, pero quizá al que más importancia le has dado sea al de la trazada. La expresión "El Sitio" es tuya y probablemente algún día la RAE acuñe una nueva acepción del término. No eras un piloto, en cambio al que se le vieran grandes inclinadas precisamente por eso, por la trazada.
AN.-Aquellas motos no permitían grandes inclinadas; luego, en los ochenta, la 125 Minarelli, o la Garelli sí lo hacían, y eran motos de 240 por hora, lo que pasa es que tardaban más que ahora en hacer esa velocidad y el paso por curva era también más lento y en las apuradas no frenaban dentro del viraje, sólo tocabas un pelo, pero te puedo decir que la Garelli era una moto muy seria: bicilíndrica, válvulas rotativas, 46-47 CV; las de ahora te pasarían en curva, pero no en velocidad punta.
PM.- Hablando de la conducción, ¿qué es lo que más te gustaba o lo que más te atraía de la conducción?
AN.- Yo creo que mi fuerte era frenar, tenía una apurada bastante buena; y luego que planteaba muy bien las carreras. Cuando me quitaba el casco y el mono, me olvidaba un poco de todo: yo trabajaba con mis mecánicos y luego no hablaba más de motos, desconectaba; si no, luego no dormía por la noche.
PM.- Te iba a preguntar precisamente eso: si dormías bien.
AN.- Nada, al principio me pasaba toda la noche haciendo carreras en la cama, y eso no era bueno, está claro. Entonces hubo un momento en el que supe desconectar y buscar otro sistema de concentración; y luego sí, luego pensaba cómo eran los rivales, si eran agresivos al final o si no lo eran tanto.
PM- ¿Y la conducción en mojado? ¿Te disgustaba especialmente conducir con agua?
AN.- Bueno, eso que dicen de que este piloto es un fenómeno en mojado…, yo creo que no es así, que tiene que ser el día. Un tío que va muy bien en mojado, toma la salida, tiene al principio un susto y ya se le ha fastidiado todo, no va bien el resto de la carrera. En cambio si disfrutas, puedes ir muy rápido en mojado. Yo creo que lo que cuenta en mojado es cómo salgas y cómo vayas durante los primeros compases de la carrera. En estas circunstancias, cualquier error que cometes estás en el suelo y hay pilotos que quizá tengan algo más de sensibilidad, de tacto.
PM.-La superstición siempre te ha acompañado, incluso es tu sello universal de identidad por el ocurrente invento del 12+1. Pero hay algunos signos más. Yo recuerdo, por ejemplo, cómo restregabas un mono nuevo sobre el asfalto antes de ponértelo para estrenarlo. Pero sin duda hay otros…
AN.- Bueno…, depende, además de lo del mono, si me habían ido bien los entrenamientos, solía usar la misma ropa interior en la carrera. Pero lo más era el 12+1. El uno con el tres no lo tragaba. Ni de coña.
PM.- Pero todo eso desaparecía en el momento en el que te ibas a la parrilla de salida, era más bien una cuestión de nerviosismo.
AN.- Sí, para la carrera, todo eso fuera –queda pensativo por un momento-. En Salzburgring, por ejemplo, hice cambiar un control que estaba en un sitio bastante delicado, a la entrada del curvón de arriba, que se hacía rapidísimo. El control tenía el uno con el tres y cada vez que pasaba por allí lo miraba y tenía que tocar necesariamente algo de la moto; y me fui al director de carrera y le dije "Oye, movedlo de ahí, por favor, porque al final me voy a salir recto, me voy estrellar allí". Y entonces lo giraron un poco para que quedara de perfil y yo no lo viera.
TRAYECTORIA DEPORTIVA
PM.- ¿Hay alguna de las decisiones deportivas que tomaste en tu carrera de la que posteriormente, con el paso de los años, te hayas arrepentido?
AN.- Normalmente no me equivocaba mucho. Creo que siempre he tenido los mejores técnicos que ha habido en El Mundial, eso está clarísimo. Para mí, Jan Thiel creo que ha sido el número 1 en el apartado del motor; era como mi compositor, por llamarlo de alguna manera, y he ganado muchos campeonatos del mundo con él. Luego Tombas era un tío de muchísimo nivel también, con más posibilidades, porque tenía toda la fábrica de Derbi detrás; y Muller, también era otro fenómeno.
¿Me preguntas que si me he equivocado? Sí, me equivoqué cuando me fui a Morbidelli. Ahí las pasé canutas: la moto se rompía, tuve 4 o 5 caídas y me rompí la clavícula un par de veces. Yo creía que esa moto era la mejor después de la Derbi y metí la pata. Reflexiona por un momento, recordando y añade: Aparte, siempre he sido muy fiel a la gente con la que he trabajado y no me fui por eso a categorías mayores.
PM- Iba a tocar ahora precisamente ese apartado, porque a pesar de que algunos querían encasillarte como un piloto de "motos pequeñas", otros muchos que ibas igual de rápido en las cilindradas grandes. Por ejemplo, en aquella particular carrera de 500 en el Jarama, el Trofeo Banco Atlántico del 83. Estuve allí, lo hiciste tan bien que nos dejaste a todos asombrados.
AN.-En aquella carrera hice segundo, y, fíjate –se queja-, me dieron la moto el jueves, la RG 500 de Uncini y bueno, rodé rápido. Y ahí tenía ya 37 años. Lo podía haber hecho bien.
PM.- Y en el campeonato de España corriste con aquella OW-31 de 750 y dos tiempos.
AN.- Sí, la compré yo, y la sacaba cuando me daba la gana. Lo que pasa es que con aquélla me hice mucho daño: me caí en Benidorm… Aunque yo no me hice daño en realidad, fue la gente la que se lo hizo. Hubo varios heridos, a un espectador le amputaron una pierna -torna a un tono apesadumbrado. La moto se estrelló contra la gente. Me quedé sin freno de delante –se justifica con pesar- y me tuve que tirar porque había una pared enfrente. A un bandera le rompí la tibia, hubo un tío que casi palma… Las pasé putas, la verdad. Luego fui a ver a la gente, uno por uno, al hospital. Y al año siguiente, corrí allí otra vez y doné lo que me pagaron a los heridos.
PM.- ¡Qué burrada aquella moto en un circuito urbano! ¿No es cierto?
AN.- Sí –reconoce-, era una moto de más de 300 por hora.
Vuelvo a quedarme absorto escuchándole, y me pregunto otra vez si siento más admiración por su grandeza como piloto o por la inconmensurable humanidad de este personaje.
PM.- Bueno, y al año siguiente del Banco Atlántico, en el 84, volviste al Jarama en 500, pero esta vez ya en el Gran Premio oficial del Campeonato. Recuerdo que saliste mal, fuiste remontando y pasaste a cinco en la primera vuelta…
AN.- Bueno, para empezar, la moto volvieron a dármela el jueves. Salí el catorce y luego me acuerdo que estaba pasando a Ballington (Kork Ballington, bicampeón del mundo 250/350 en 78 y 79); le pasé por dentro, metí la rueda en la pintura blanca, que no era la que hay hoy, y me caí en La Ciega.
PM.- Luego vi tus tiempos de esas vueltas con el depósito lleno y eran mejores que de los de Katayama (Campeón mundial 350 en 77), que iba delante de ti.
AN.- No, si a Katayama ya le tenía "enfilao", y a Lucchinelli también. Los que se escaparon fueron Roberts y Spencer, al resto llegaba. Lo que pasa es que yo tenía que hacer todo el esfuerzo al inicio y el Jarama es un circuito muy cansado con una 500; y además yo acababa de hacer 125… También estaba el Rey, cuando me dio el premio de 125 me dijo: "Ten cuidado ahora con la 500". Y me caí en la vuelta siete. Creo que si no me atizo, hubiera estado entre los cinco primeros, seguro. Y aquélla no era una moto como las de ahora. Era una moto que corría un huevo, pero me acuerdo que llegaba a la frenada, se levantaba de atrás y no había un Dios que la metiera en la curva.
PM.- Era la Honda NSR 500, todavía la de tres cilindros, ¿verdad?
AN.- Sí, era la de Lucchinelli y Spencer.
PM.- Entonces, realmente el freno a correr en las cilindradas grandes, eso que se decía que el mercado español de entonces no era interesante para las marcas japonesas, no era así.
AN.- No. Yo era muy fiel a la gente con la que trabajaba. Fui fiel a Derbi hasta que ellos me dijeron que no querían seguir porque ya tenían demasiados compromisos con una industria detrás y demás. Entonces me fui a Morbidelli, donde ya te he dicho que las cosas no me fueron bien, me fui un año a Kreidler, con la que gané El Mundial, pero no me divertí nada… El equipo era frío y no había una buena conexión, el propio De Vries era mi mecánico; pero luego después he sido muy fiel a la gente con la que he estado trabajando. Sí, me han llamado para correr con motos más grandes, pero a mí me gustaba entonces estar en un equipo más familiar, eso siempre lo he tenido muy claro.
PM.- ¿Y en el terreno de las dos y medio? Ahí hubo otra brecha abierta.
AN.- Garelli hizo la dos y medio, pero fue justo cuando yo me pegué el estacazo en Muguello. No pude probar la moto durante todo el invierno. Aquella moto corría, el motor era un cohete, pero Jan Thiel hizo el chasis igual que el de la 125 y no había recorrido de suspensiones; además no pude probarla bien. Me subí en ella en Monza, quince días antes de empezar El Mundial en Sudáfrica y aquel año lo pasé mal. El año anterior había arrasado en el campeonato y ese año, en dos y medio, no me comí un clavel. Pero Garelli se portó conmigo de coña, porque yo dejé El Mundial: A la tercera carrera les dije que me quería ir a mi casa y me respondieron: "Aquí está la moto, ven cuando quieras", y además al final me pagaron todos los contratos, como si hubiera corrido el campeonato completo. O sea, un gran respeto.
GENERALIDADES MOTORISTAS
PM.- Hay pilotos que una vez que se internan en un circuito, que conocen distintas pistas y la seguridad que les confieren, que conocen las carreras y viven dentro de ellas, les resulta muy difícil salir con una moto a la ruta –no tenía ninguna duda de que no me permitiría concluir, y así ocurrió-…
AN.- No, no, yo no toco la moto –categórico-. Tengo en Ibiza una seis y medio que me dio BMW, y bajo alguna vez al puerto con ella, doy una vueltecita y nada más. Yo cuando me retiré de las motos, cerré un libro de 25 años. Lo cerré porque yo quise, porque dejé de sentir ese espíritu ganador: Un buen día me levanté y me dije: "¡Qué coñe pinto yo aquí!", y se acabó.
PM.- Y la tentación de rodar, de… Imposible acabar la sugerencia.
AN.-Nada, nada. He tenido equipos, he ganado El Mundial con Alzamora como team manager, he tenido equipo con Kato, con Gresini, con mis hijos; y cuando ellos y mi sobrino iban a entrenar, me decían que saliera, que probara…, y no, no me apetece; le tengo demasiado respeto a todo esto como para montarme en la moto para ir a 30 por hora.
PM.- Sí, mira a Phil Read en la Bañeza.
AN.- Sí…, bueno –eleva las cejas, también los ojos y hace un giro de resignación con ellos.
COMENTARISTA DE TV
PM.- Y, yendo a otra faceta más reciente. Tu labor como comentarista en Televisión –no me deja formular la pregunta…
AN.- Tuve unos años en los que me lo pasé muy bien, sí. Luego hubo un par de años en los que no me divertí nada. Este tipo de cosas se tienen que hacer porque te lo pases bien, porque te hagan ilusión y le pongas ganas. Y ahora llevo tres años en los que me lo paso muy bien; la tele se ha volcado con el motociclismo y han hecho un programa genial. Luego me gusta porque todo el equipo tenemos la misma intención: Que sea bonito.
PM.- ¿Te gusta más estar pululando por los boxes que metido en la cabina?
AN.- Me gustan más los boxes. Voy donde me digan, pero en los boxes me divierto.
-Uno imagina imposible a cualquier avezado regidor intentando encerrar semejante manojo de actividad en una cabina.
PM.- ¿Y cómo ves ahora, desde la televisión, la categoría de MotoGP? Dicen los puristas que se ha perdido un poco de la esencia de la conducción y que ahora donde se ve de verdad el pilotaje es en SuperBikes, digo esto por la electrónica, por el control de tracción.
AN.- ¿Quién lleva un aparato de sólo 140 kilos con 250 CV, te entran cien CV de repente en mil o en quinientas vueltas? No habría quién lo condujese, se harían daño todos. Ahora mismo si a MotoGP le quitaran toda la electrónica, estarían en la clínica todo el día..."
Agradecimento a Portalmotos - Tomás Pérez
"En un margen un tanto desolado de la avenida de El Planetario emerge un escueto grupo de naves ocres y polvorientas, que recuerdan por su aspecto depresivo a aquellas que albergaban la fábrica de Ducati Mototrans, en el Poble Nou de Barcelona, donde nuestro protagonista trabajó en sus primeros años y que fueron demolidas olímpicamente hace ahora dos décadas. Al parar junto a esa fachada, nadie diría que detrás se atesora una colección que representa los logros más universales de al menos medio motociclismo español, el Museo de Ángel Nieto.
Una moto roja y diminuta, en su tamaño natural, constituye el reclamo y el único indicio externo de que aquellas apagadas paredes albergan la gloria recientemente pasada de una estrella a la que siempre se debe tener presente.
Aún es pronto. Me he dado un tiempo para preparar mínimamente el escenario, Carlota, la encargada del museo, me invita a que descubra una por una las joyas atesoradas dentro de la sala. La Derbi 50 de aire, estrecha e imposible, la Bultaco monocasco, de silueta marciana e inverosímil, la Kreidler, más terrestre y racional, la imponente Garelli 125 y la irrepetible Siroko del malogrado Don Antonio; todas acompañadas por monos, cascos y botas acorde con cada una de sus épocas. A la derecha se extienden, a lo alto y a lo ancho, distintas vitrinas empotradas que, sencillamente, antes de fijar la atención en cada figura, intuyen la galería de trofeos de algún club decano del deporte rey, rey en audiencia.
Y la voz de Angel se oye al otro lado de las vitrinas cargada de energía y un tanto ajetreada, tal y como le he escuchado toda la vida, dejando adivinar ese acento acuñado en Vallecas hace ya medio siglo, mientras resolvía algún asunto con el teléfono pegado al oído y rebasaba el torno de la entrada. Me acerco, doblo la esquina acristalada que contiene la Derbi 50 y me lo encuentro de frente.
La melena plateada, como la de un sabio clásico; el rostro un tanto congestionado y los ademanes, como la voz, simplemente un manojo de energía e inquietud. Un colgante pende de su cuello cogido por un cordón negro que se sumerge bajo la camisa clara remangada. Vaqueros sencillos y desgastados, rematados por un cinturón negro a juego con la muñequera de cuero.
Nos acomodamos en el rincón que había preparado, coloco la grabadora y le muestro a continuación una fotografía a modo de introducción. En ella aparecemos los dos juntos. Me señalo a mí mismo para que me reconozca con certeza y él, con cierto asombro, añade a continuación: "Sí… y éste soy yo". Una sensación un tanto agria emerge en su rostro: "Pero de esto hace un huevo de años…, y ésta es mi caravana". La fotografía fue tomada en el paddock de Assen durante los entrenamientos del G.P de Holanda del año 89.
Su aspecto insólitamente juvenil, le delata como un personaje perteneciente a esa generación calificable de diabólica por haberse confabulado con el propio Satanás. ¿Cómo se explica si no, no ya que se conserven tan frescos y lozanos, sino que emanen a su edad esa inaudita energía con la que nos deslumbran a todos? Mick Jagger, Alice Cooper, Steven Tyler, Ian Guillan, Miguel Ríos… y Ángel Nieto.
Hablemos un poco de cómo eran aquellos primeros tiempos tuyos, comentemos algunos detalles para situar a los lectores, para que se hagan una mínima idea. Por ejemplo, viajaste en alguna ocasión llevando la moto en el tren, subida en la bandeja del equipaje en el propio compartimiento de tercera.
AN.- En aquellos tiempos trabajaba en un taller mecánico de aquí, de Vallecas, un taller de Tomás Díaz Valdés; y la primera carrera de mi vida la hice en Granada. Me fui en el tren, con lo justo para el billete y esa noche dormí en un portal. Tomás tuvo que ponerle una antena al que tenía entonces aquellos almacenes – hace un esfuerzo recordando -… los Saldos Arias, y a cambio de eso le dejó un coche para ir a Granada a buscarme. Así era la película entonces; luego me fui a Barcelona, trabajé primero en Bultaco, más tarde me fui a Ducati, a Mototrans, y luego acabé en Derbi. El tema es que, por ejemplo, cuando trabajaba en Mototrans, estuve viviendo seis meses en el sótano de una frutería, con quince años… Sí, las pasé bastante canutas.
Su mirada se agrieta ligeramente, dejando ver un sufrimiento pasado que no ha olvidado, tal vez para dar su verdadero valor a todo lo que ha conseguido después. Se arrellana en la silla con una vital inquietud y de inmediato percibo que debo evitar los enunciados largos porque su ímpetu innato no me va a dejar concluirlos.
PM.- Uno de tus compañeros en esas correrías era Nani González de Nicolás, ¿no es así?
AN.- Sí, en esa época, cuando estaba en Madrid, andaba con los amigos de mi barrio que también les gustaban las motos; González de Nicolás, El Trompa, Marcelino y toda esa banda.
PM.- ¿Es verdad que falsificaste en alguna ocasión la firma de tu padre cuando no tenías edad mínima para correr?
AN.- Sí –alarga la afirmación-, hasta que me pegué el estacazo en Francia, en Clemont Ferrand, allí descubrieron que no tenía la edad y me quitaron la licencia. Me echaron del Mundial hasta que cumplí los 18 años.
PM.- Sobre las carreras en sí, un ejemplo de cómo eran lo podemos tener en el casco. El Cronwell, que cuando llovía, con la cara al descubierto, se te clavaban las gotas como agujas en las mejillas –recorta la pregunta....
AN.- Sí, bueno, el que tenía un Cronwell era capitán general, sólo lo llevaban Ramón Torras, Santiago Herrero… nosotros íbamos con un Prat, creo que se llamaba Prat, y era una imitación del Cronwell.
PM.- Y los neumáticos, Ángel, ¿eran casi de calle, o muy parecidos? ¿Cómo era aquello?
AN.- Bueno, igual hacías cuatro carreras, o cinco, con ellos. Ya en El Mundial usábamos todos más o menos los mismos, eran unos Dunlop así, puntiagudos – forma un tejado de dos aguas con las manos - y con esos neumáticos hacías entrenamientos, carrera y otra carrera más.
PM.- Durante muchos años, prácticamente toda tu carrera, corríais con el fantasma del gripaje acechando. Bill Ivy, por ejemplo, o mucho más recientemente, en 2004, Michel Dunlop (hermano de Joe Dunlop) fueron víctimas fatales de él.
AN.- Si me he caído quinientas veces, que probablemente me habré caído quinientas, 250 han sido mías, por poner la mitad para cada uno, y las 250 restantes de roturas de la moto.
PM.- Hablemos un poco sobre las 50, "Las Tazas de café", como se las apodaba entonces. Son motos inimaginables hoy día, y su pilotaje era particularmente complicado: se basaba en una serie de claves específicas para sacar el máximo de esos escasos caballos.
AN.- La cincuenta yo creo que es la moto más difícil que he pilotado en mi vida. Tenía un motor que si lo pasabas de vueltas, se rompía; pero como no tenía potencia, si no la llevabas en el sitio exacto, ni corría ni hacía nada. Era una muy delicada –alarga el aumentativo-, tenías que ir oyéndola constantemente, necesitabas tener un toque muy fino de sensibilidad porque corría exclusivamente por vueltas de motor, daban 14 o 15 CV. Una moto que cuando cortabas, si abrías otra vez, tenías que quitar marchas porque si no, no empujaba nada en absoluto.
PM.- ¿Recuerdas con qué margen de revoluciones contabas?
AN.- Seiscientas. Y en las de El Mundial estaban a quince mil o quince doscientas. Por eso el tacto con el cambio era tan importante.
PM.- Y por eso en muchas ocasiones tenías que tirar de embrague para poner el motor dentro de su régimen…
AN.- Bueno y más. Cuando gané el primer campeonato del Mundo, en Yugoslavia, había un ángulo de primera que tenía incluso que remar con el pie para ayudar a la moto a salir. Pero si tirabas mucho de embrague, al final se rompía porque los materiales no tenían nada que ver con lo que se emplean hoy en día.
LAS CARRERAS
PM.- Hablemos de algunas de tus mejores carreras. Protagonizaste una de las más épicas –no sé si la recordarás- que yo sí recuerdo muy bien y que tuve la suerte de ver en directo por TV, en una de las escasísimas retransmisiones que se hacían entonces. Hablo de 1979, en una carrera valerosa ganada con sacrificio y un pundonor inaudito sobre la pista de Silverstone. Tenías rota nada menos que la cadera…
AN.- Sí, y ya tenía el título ganado. Me había caído en Portugal y me había roto el pie y la pelvis. Yo fui allí porque Tomás Díaz Valdés escribió en la portada del As: "Ángel Nieto Campeón del Mundo desde la cama". Así es que me fui al médico, le dije que quería correr y me dijo que estaba "zumbao". Me fui a Silverstone. El primer día estaba el 30 en parrilla, en los entrenamientos del sábado estaba el décimo… y el domingo gané la carrera.
PM.- Tus mecánicos te llevaron hasta la moto que te esperaba en la parrilla. Te las arreglaste para salir remando con las piernas y arrancar (antigua salida a motor parado) dando un golpe con el pecho sobre el depósito. Aquella carrera, además, la ganaste con tu estilo: en la última curva de la última vuelta, les quitaste la cartera a Bianchi y a Lazzarini. Una vez que llegaste, la gente de tu equipo corrió a recogerte porque no podías ni moverte de la moto. Ángel asiente mientras rememora aquel día y un servidor queda embelesado y, aturdido, busca en su cuaderno la siguiente pregunta.
LOS RIVALES
PM.- Antes era muy difícil despuntar en el mundo de las carreras porque no había nada y tampoco había nadie, lo difícil era plantarse con una moto en un circuito; en cambio ahora es muy difícil, precisamente por todo lo contrario, porque hay muchos.
Me rebate tajantemente.
AN.- No, no, ¡qué coñe!, antes había sesenta tíos. Había tíos que no entraban en la parrilla, González de Nicolás, que muchas veces llevaba motos que no funcionaban del todo, se quedaba fuera. En la inscripción había 60.
PM.- Pero, en fin, lo que quiero decir es que, buenos buenos, con buenas motos, sólo había unos pocos.
AN.- Claro, el tema es que ahora casi todos son buenos y mecánicamente están muy bien preparados. Antes había una gran diferencia entre los que llevábamos motos de fábrica y los que no la llevaban. En esa época había cinco tíos que podían ganar, un poco lo que pasa ahora en MotoGP. Uno que saliera en cuarta fila era imposible que ganara; ahora no, ahora un tío te hace una buena salida desde tan atrás y puede meterse de los primeros.
PM.- Y hablamos de rivales. Ha habido muchos, se puede decir que todos en más de un momento –irrumpe…
AN.- En 125, el objetivo era Ángel Nieto. Anderson, Barry Sheene, Tormo, Parlotti, Lazzarini… todos iban a por mí.
PM.- ¿Había alguno que destacarías especialmente?
AN.- De toda esa banda había algunos que tenían mucho talento. Por ejemplo Tormo, era un tío con un talento alucinante, aunque el entorno que le rodeaba no era el más apropiado. Barry, fíjate, dos veces campeón del mundo de 500. Parlotti, rapidísimo; lo que pasa es que quizá mi moto era un poco superior a la de él. Anderson era bueno, pero no tanto; y también el otro…
PM.- ¿De Vries?
AN.- No, De Vries no. De Vries lo que tenía era una moto muy rápida, más rápida que la mía. La Kreidler aceleraba más que la Derbi, y mucho más fiable. Pier Paolo Bianchi era bueno, pero yo le tenía comido el coco. Cuando veía que empezaba a mover el culo dentro de la moto, sabía que ya estaba perdido. La verdad es que la referencia era yo y trataba de comerles un poco el coco antes de salir.
PM-La eterna rivalidad con Min Grau dentro de España.
AN.- Grau era fantástico, ha sido de los mejores compañeros de equipo que he tenido. Aparte de que con Grau, en el campeonato de España, íbamos los dos de la mano; le decía: "A ver, ¿qué quieres hacer hoy aquí, ganar, y yo gano allí?". Le tengo mucho cariño, él a mí también, lo sé, y lo hemos pasado muy bien corriendo juntos, haciendo galas como los cantantes por todos lo pueblos de España.
PM.- Pero aquella lucha era un poco desigual, ¿no?, porque tú estabas condicionado por tu responsabilidad en El Mundial…
AN.- Grau en las carreras del nacional era muy rápido, rapidísimo. Era rápido con cualquier cosa, le daban una dos tiempos pequeña y corría; le daban una 4 tiempos grande y corría que se las pelaba. Lo que pasa es que luego en El Mundial parece que se perdía un poco…, quizá por el tamaño de los circuitos, que eran más grandes, que llegaba y no los conocía tanto… pero en cambio fíjate cómo iba en Montjuich.
PM- Retomando lo que apuntabas en la respuesta anterior sobre el aspecto psicológico de las carreras, eras bastante zorro –si me permites la expresión- y empezabas a ganar a tus rivales desde mucho antes de que se diera la salida. Trabajabas el lado psicológico y comenzabas a comerles la moral.
AN.- Sí, yo aplicaba mi sistema y eso también influye.
PM.- Incluso hacías alguna curva más lenta de lo que podías…
AN.- Yo usaba mis estrategias. Me iba para atrás y luego aparecía en el momento preciso, y a mí me gustaba ganar siempre al final. Esto era algo por lo que ellos me temían.
PM.- Ésa era una baza muy a tu favor porque ninguno sabía lo rápido que eras capaz de ir, nadie lo sabía.
AN.- Sí, y entonces no existía la Pole, yo no hacía los entrenamientos para conseguir la pole. Yo con estar en primera o segunda fila ya iba arreglado, y me dedicaba a trabajar para acertar con la puesta a punto de la moto. Alguna vez levantaba a las cuatro de la mañana a los mecánicos porque no me dormía pensando que algo no iba y les hacía desmontar el cambio y poner otro.
LOS CIRCUITOS
PM.- ¿Había algún circuito de aquellos tiempos que te impusiese, que respirases aliviado cada vez que acababa el GP? Tal vez el antiguo Brno, Opatija (Yugoslavia), Imatra (Finlandia), Spa o Montjuich…
AN.- En esa época el único que había bueno y seguro era Assen. Los otros… Monza, muy peligroso… Eh… Imatra, con la vía del tren por en medio. Checoslovaquia, Alemania Oriental. En fin, Spa, te ponía los pelos de punta… Eh, Opatija, pues otro tanto…
PM.- Y me pregunto qué impresión, qué recuerdo tienes de la Isla de Man…
AN.- Sólo fui una vez, me caí en unos entrenamientos y estuve tirado en el suelo una hora y media. Tenía 17 años, y luego la federación la prohibió a los españoles. Allí se quedó Parlotti. Era una locura, Un circuito de 63 km, que se entrenaba a las 6 de la mañana, cuando salía el sol…, a las 9 ya estábamos todos durmiendo en el hotel. Me acuerdo de la salida con un kilómetro para abajo y luego encontrabas un cementerio. - Mueve la palma de la mano con desaprobación.
PM.- Cuando llegabas a una pista nueva, ¿en qué es en lo primero que te fijabas?, ¿qué es lo primero que buscabas? – no lo duda.
AN.- Me iba a ver cómo era la última curva antes de meta, y luego me iba a ver dónde estaba el podium, por si lo habían cambiado de sitio y así metía un poco de morbo al asunto.
EL PILOTAJE
PM.- Has sido un maestro con mayúsculas en todos los aspectos de la conducción, pero quizá al que más importancia le has dado sea al de la trazada. La expresión "El Sitio" es tuya y probablemente algún día la RAE acuñe una nueva acepción del término. No eras un piloto, en cambio al que se le vieran grandes inclinadas precisamente por eso, por la trazada.
AN.-Aquellas motos no permitían grandes inclinadas; luego, en los ochenta, la 125 Minarelli, o la Garelli sí lo hacían, y eran motos de 240 por hora, lo que pasa es que tardaban más que ahora en hacer esa velocidad y el paso por curva era también más lento y en las apuradas no frenaban dentro del viraje, sólo tocabas un pelo, pero te puedo decir que la Garelli era una moto muy seria: bicilíndrica, válvulas rotativas, 46-47 CV; las de ahora te pasarían en curva, pero no en velocidad punta.
PM.- Hablando de la conducción, ¿qué es lo que más te gustaba o lo que más te atraía de la conducción?
AN.- Yo creo que mi fuerte era frenar, tenía una apurada bastante buena; y luego que planteaba muy bien las carreras. Cuando me quitaba el casco y el mono, me olvidaba un poco de todo: yo trabajaba con mis mecánicos y luego no hablaba más de motos, desconectaba; si no, luego no dormía por la noche.
PM.- Te iba a preguntar precisamente eso: si dormías bien.
AN.- Nada, al principio me pasaba toda la noche haciendo carreras en la cama, y eso no era bueno, está claro. Entonces hubo un momento en el que supe desconectar y buscar otro sistema de concentración; y luego sí, luego pensaba cómo eran los rivales, si eran agresivos al final o si no lo eran tanto.
PM- ¿Y la conducción en mojado? ¿Te disgustaba especialmente conducir con agua?
AN.- Bueno, eso que dicen de que este piloto es un fenómeno en mojado…, yo creo que no es así, que tiene que ser el día. Un tío que va muy bien en mojado, toma la salida, tiene al principio un susto y ya se le ha fastidiado todo, no va bien el resto de la carrera. En cambio si disfrutas, puedes ir muy rápido en mojado. Yo creo que lo que cuenta en mojado es cómo salgas y cómo vayas durante los primeros compases de la carrera. En estas circunstancias, cualquier error que cometes estás en el suelo y hay pilotos que quizá tengan algo más de sensibilidad, de tacto.
PM.-La superstición siempre te ha acompañado, incluso es tu sello universal de identidad por el ocurrente invento del 12+1. Pero hay algunos signos más. Yo recuerdo, por ejemplo, cómo restregabas un mono nuevo sobre el asfalto antes de ponértelo para estrenarlo. Pero sin duda hay otros…
AN.- Bueno…, depende, además de lo del mono, si me habían ido bien los entrenamientos, solía usar la misma ropa interior en la carrera. Pero lo más era el 12+1. El uno con el tres no lo tragaba. Ni de coña.
PM.- Pero todo eso desaparecía en el momento en el que te ibas a la parrilla de salida, era más bien una cuestión de nerviosismo.
AN.- Sí, para la carrera, todo eso fuera –queda pensativo por un momento-. En Salzburgring, por ejemplo, hice cambiar un control que estaba en un sitio bastante delicado, a la entrada del curvón de arriba, que se hacía rapidísimo. El control tenía el uno con el tres y cada vez que pasaba por allí lo miraba y tenía que tocar necesariamente algo de la moto; y me fui al director de carrera y le dije "Oye, movedlo de ahí, por favor, porque al final me voy a salir recto, me voy estrellar allí". Y entonces lo giraron un poco para que quedara de perfil y yo no lo viera.
TRAYECTORIA DEPORTIVA
PM.- ¿Hay alguna de las decisiones deportivas que tomaste en tu carrera de la que posteriormente, con el paso de los años, te hayas arrepentido?
AN.- Normalmente no me equivocaba mucho. Creo que siempre he tenido los mejores técnicos que ha habido en El Mundial, eso está clarísimo. Para mí, Jan Thiel creo que ha sido el número 1 en el apartado del motor; era como mi compositor, por llamarlo de alguna manera, y he ganado muchos campeonatos del mundo con él. Luego Tombas era un tío de muchísimo nivel también, con más posibilidades, porque tenía toda la fábrica de Derbi detrás; y Muller, también era otro fenómeno.
¿Me preguntas que si me he equivocado? Sí, me equivoqué cuando me fui a Morbidelli. Ahí las pasé canutas: la moto se rompía, tuve 4 o 5 caídas y me rompí la clavícula un par de veces. Yo creía que esa moto era la mejor después de la Derbi y metí la pata. Reflexiona por un momento, recordando y añade: Aparte, siempre he sido muy fiel a la gente con la que he trabajado y no me fui por eso a categorías mayores.
PM- Iba a tocar ahora precisamente ese apartado, porque a pesar de que algunos querían encasillarte como un piloto de "motos pequeñas", otros muchos que ibas igual de rápido en las cilindradas grandes. Por ejemplo, en aquella particular carrera de 500 en el Jarama, el Trofeo Banco Atlántico del 83. Estuve allí, lo hiciste tan bien que nos dejaste a todos asombrados.
AN.-En aquella carrera hice segundo, y, fíjate –se queja-, me dieron la moto el jueves, la RG 500 de Uncini y bueno, rodé rápido. Y ahí tenía ya 37 años. Lo podía haber hecho bien.
PM.- Y en el campeonato de España corriste con aquella OW-31 de 750 y dos tiempos.
AN.- Sí, la compré yo, y la sacaba cuando me daba la gana. Lo que pasa es que con aquélla me hice mucho daño: me caí en Benidorm… Aunque yo no me hice daño en realidad, fue la gente la que se lo hizo. Hubo varios heridos, a un espectador le amputaron una pierna -torna a un tono apesadumbrado. La moto se estrelló contra la gente. Me quedé sin freno de delante –se justifica con pesar- y me tuve que tirar porque había una pared enfrente. A un bandera le rompí la tibia, hubo un tío que casi palma… Las pasé putas, la verdad. Luego fui a ver a la gente, uno por uno, al hospital. Y al año siguiente, corrí allí otra vez y doné lo que me pagaron a los heridos.
PM.- ¡Qué burrada aquella moto en un circuito urbano! ¿No es cierto?
AN.- Sí –reconoce-, era una moto de más de 300 por hora.
Vuelvo a quedarme absorto escuchándole, y me pregunto otra vez si siento más admiración por su grandeza como piloto o por la inconmensurable humanidad de este personaje.
PM.- Bueno, y al año siguiente del Banco Atlántico, en el 84, volviste al Jarama en 500, pero esta vez ya en el Gran Premio oficial del Campeonato. Recuerdo que saliste mal, fuiste remontando y pasaste a cinco en la primera vuelta…
AN.- Bueno, para empezar, la moto volvieron a dármela el jueves. Salí el catorce y luego me acuerdo que estaba pasando a Ballington (Kork Ballington, bicampeón del mundo 250/350 en 78 y 79); le pasé por dentro, metí la rueda en la pintura blanca, que no era la que hay hoy, y me caí en La Ciega.
PM.- Luego vi tus tiempos de esas vueltas con el depósito lleno y eran mejores que de los de Katayama (Campeón mundial 350 en 77), que iba delante de ti.
AN.- No, si a Katayama ya le tenía "enfilao", y a Lucchinelli también. Los que se escaparon fueron Roberts y Spencer, al resto llegaba. Lo que pasa es que yo tenía que hacer todo el esfuerzo al inicio y el Jarama es un circuito muy cansado con una 500; y además yo acababa de hacer 125… También estaba el Rey, cuando me dio el premio de 125 me dijo: "Ten cuidado ahora con la 500". Y me caí en la vuelta siete. Creo que si no me atizo, hubiera estado entre los cinco primeros, seguro. Y aquélla no era una moto como las de ahora. Era una moto que corría un huevo, pero me acuerdo que llegaba a la frenada, se levantaba de atrás y no había un Dios que la metiera en la curva.
PM.- Era la Honda NSR 500, todavía la de tres cilindros, ¿verdad?
AN.- Sí, era la de Lucchinelli y Spencer.
PM.- Entonces, realmente el freno a correr en las cilindradas grandes, eso que se decía que el mercado español de entonces no era interesante para las marcas japonesas, no era así.
AN.- No. Yo era muy fiel a la gente con la que trabajaba. Fui fiel a Derbi hasta que ellos me dijeron que no querían seguir porque ya tenían demasiados compromisos con una industria detrás y demás. Entonces me fui a Morbidelli, donde ya te he dicho que las cosas no me fueron bien, me fui un año a Kreidler, con la que gané El Mundial, pero no me divertí nada… El equipo era frío y no había una buena conexión, el propio De Vries era mi mecánico; pero luego después he sido muy fiel a la gente con la que he estado trabajando. Sí, me han llamado para correr con motos más grandes, pero a mí me gustaba entonces estar en un equipo más familiar, eso siempre lo he tenido muy claro.
PM.- ¿Y en el terreno de las dos y medio? Ahí hubo otra brecha abierta.
AN.- Garelli hizo la dos y medio, pero fue justo cuando yo me pegué el estacazo en Muguello. No pude probar la moto durante todo el invierno. Aquella moto corría, el motor era un cohete, pero Jan Thiel hizo el chasis igual que el de la 125 y no había recorrido de suspensiones; además no pude probarla bien. Me subí en ella en Monza, quince días antes de empezar El Mundial en Sudáfrica y aquel año lo pasé mal. El año anterior había arrasado en el campeonato y ese año, en dos y medio, no me comí un clavel. Pero Garelli se portó conmigo de coña, porque yo dejé El Mundial: A la tercera carrera les dije que me quería ir a mi casa y me respondieron: "Aquí está la moto, ven cuando quieras", y además al final me pagaron todos los contratos, como si hubiera corrido el campeonato completo. O sea, un gran respeto.
GENERALIDADES MOTORISTAS
PM.- Hay pilotos que una vez que se internan en un circuito, que conocen distintas pistas y la seguridad que les confieren, que conocen las carreras y viven dentro de ellas, les resulta muy difícil salir con una moto a la ruta –no tenía ninguna duda de que no me permitiría concluir, y así ocurrió-…
AN.- No, no, yo no toco la moto –categórico-. Tengo en Ibiza una seis y medio que me dio BMW, y bajo alguna vez al puerto con ella, doy una vueltecita y nada más. Yo cuando me retiré de las motos, cerré un libro de 25 años. Lo cerré porque yo quise, porque dejé de sentir ese espíritu ganador: Un buen día me levanté y me dije: "¡Qué coñe pinto yo aquí!", y se acabó.
PM.- Y la tentación de rodar, de… Imposible acabar la sugerencia.
AN.-Nada, nada. He tenido equipos, he ganado El Mundial con Alzamora como team manager, he tenido equipo con Kato, con Gresini, con mis hijos; y cuando ellos y mi sobrino iban a entrenar, me decían que saliera, que probara…, y no, no me apetece; le tengo demasiado respeto a todo esto como para montarme en la moto para ir a 30 por hora.
PM.- Sí, mira a Phil Read en la Bañeza.
AN.- Sí…, bueno –eleva las cejas, también los ojos y hace un giro de resignación con ellos.
COMENTARISTA DE TV
PM.- Y, yendo a otra faceta más reciente. Tu labor como comentarista en Televisión –no me deja formular la pregunta…
AN.- Tuve unos años en los que me lo pasé muy bien, sí. Luego hubo un par de años en los que no me divertí nada. Este tipo de cosas se tienen que hacer porque te lo pases bien, porque te hagan ilusión y le pongas ganas. Y ahora llevo tres años en los que me lo paso muy bien; la tele se ha volcado con el motociclismo y han hecho un programa genial. Luego me gusta porque todo el equipo tenemos la misma intención: Que sea bonito.
PM.- ¿Te gusta más estar pululando por los boxes que metido en la cabina?
AN.- Me gustan más los boxes. Voy donde me digan, pero en los boxes me divierto.
-Uno imagina imposible a cualquier avezado regidor intentando encerrar semejante manojo de actividad en una cabina.
PM.- ¿Y cómo ves ahora, desde la televisión, la categoría de MotoGP? Dicen los puristas que se ha perdido un poco de la esencia de la conducción y que ahora donde se ve de verdad el pilotaje es en SuperBikes, digo esto por la electrónica, por el control de tracción.
AN.- ¿Quién lleva un aparato de sólo 140 kilos con 250 CV, te entran cien CV de repente en mil o en quinientas vueltas? No habría quién lo condujese, se harían daño todos. Ahora mismo si a MotoGP le quitaran toda la electrónica, estarían en la clínica todo el día..."
Agradecimento a Portalmotos - Tomás Pérez
Re: Entrevista a Ángel Nieto
Estas cosas son un lujo a nuestro alcance
Oriolano- Amotiquero Junior
- Localización : Orihuela (Alicante)
Fecha de inscripción : 14/06/2011
Re: Entrevista a Ángel Nieto
Que bonito, sobretodo para mi que no he podido vivirlo tan cerca como vosotros en España.
Realmente una pasada
Realmente una pasada
Polygonal- Amotiquero X-Pro
- Localización : Gandía (Valencia)
Fecha de inscripción : 25/03/2011
Re: Entrevista a Ángel Nieto
Que gozada Jorge, es muy buena. Que me perdonen algunos pero al Nieto ultimamente solo se le oye hablar de chorradas, esta muy bien una entrevista asi para recordar la dimension del personaje.
Llama la atencion los pilotos que da como principales rivales, normal que a Tormo lo suba en un pedestal a pesar de la compañias, pero a De Vries lo crucifica, Yo le hubiese preguntado directamente por Aspar a ver por donde tiraba.... Ah, bonitas las palabras que le dedica a Grau, de el no podra tener queja.
Me la guardo para reeler. Gracias y un saludo webmaster!!!
Llama la atencion los pilotos que da como principales rivales, normal que a Tormo lo suba en un pedestal a pesar de la compañias, pero a De Vries lo crucifica, Yo le hubiese preguntado directamente por Aspar a ver por donde tiraba.... Ah, bonitas las palabras que le dedica a Grau, de el no podra tener queja.
Me la guardo para reeler. Gracias y un saludo webmaster!!!
Freddie- Amotiquero Senior
- Localización : Madrid
Fecha de inscripción : 07/03/2008
Re: Entrevista a Ángel Nieto
Bonita entrevista, ojala algún día se escriba un libro sólo de anecdotas de todos los años que corrió nuestro queridisímo Angel.
Ildoctore- Amotiquero Senior
- Localización : Cervelló (Barcelona)
Fecha de inscripción : 18/01/2012
Re: Entrevista a Ángel Nieto
Como siempre el Gran Nieto, un 10
Miguel Angel Diaz- Amotiquero X-Pro
- Localización : Valencia
Fecha de inscripción : 17/04/2010
Re: Entrevista a Ángel Nieto
Muy bonita la Entrevista.. Curioso como él mismo dice que todavía no le hayan dado el premio principe de asturias al deporte..
Saludos
Saludos
Re: Entrevista a Ángel Nieto
De Angel Nieto, creo sinceramente que algún día alguien tendría que hacer un libro biográfico completo y autorizado. Pero de verdad, sin tópicos ni estereotipos ya muy trillados y sabidos...
Todos hemos visto su película, todos conocemos sus anécdotas clásicas, sus manías, sus carreras, etc... Pero creo, también sinceramente, que detrás del personaje, de la imagen que le ha hecho popular, existe un hombre, un ser humano, un piloto, un aficionado apasionado muchísimo más interesante de lo que muchos creen.
No se si él estaría por la labor, pero creo que, precisamente en la actualidad, en el momento socio-económico singular en el que vivimos, podría ser una buena hora para que nos narrara el relato de su vida pero, como decía antes, al completo Creo que podría ser altamente aleccionador para muchos y en muchos aspectos...
No había leído tu post, Jorge. Pero me has alegrado la mañana con él. Mil gracias por compartirlo con todos nosotros.
Un abrazo. Saludos a todos.
Todos hemos visto su película, todos conocemos sus anécdotas clásicas, sus manías, sus carreras, etc... Pero creo, también sinceramente, que detrás del personaje, de la imagen que le ha hecho popular, existe un hombre, un ser humano, un piloto, un aficionado apasionado muchísimo más interesante de lo que muchos creen.
No se si él estaría por la labor, pero creo que, precisamente en la actualidad, en el momento socio-económico singular en el que vivimos, podría ser una buena hora para que nos narrara el relato de su vida pero, como decía antes, al completo Creo que podría ser altamente aleccionador para muchos y en muchos aspectos...
No había leído tu post, Jorge. Pero me has alegrado la mañana con él. Mil gracias por compartirlo con todos nosotros.
Un abrazo. Saludos a todos.
Xavidu- Amotiquero X-Pro
- Localización : Barcelona
Fecha de inscripción : 07/04/2008
Re: Entrevista a Ángel Nieto
Bonita forma de desayunarme el día, con esta entrevista... muchas gracias por aportarla aquí, Jorge.
Motoret- Amotiquero X-Pro
- Localización : Valencia
Fecha de inscripción : 29/10/2008
Re: Entrevista a Ángel Nieto
Bonita entrevista, creo que Angel Nieto tiene mucho que ver con lo que es el Motociclismo en España.
Coscojar- Amotiquero X-Pro
- Localización : Teruel
Fecha de inscripción : 02/10/2009
Re: Entrevista a Ángel Nieto
Qué gran entrevista, como ya han dicho, para los que llegamos tarde a toda esa época nos es muy ilustrativa.
entrevista con Angel Nieto
Al entrar en el Museo AN te encuentras con una sensacion de paz y un "aura" que impresiona.
El silencio,las imágenes presentes te dan una idea de que como si hubiera alguien vigilandote por todas las esquinas,
como un ángel presente ..........Angel Nieto,As de ases,Campeon de campeones .........
No sé como pudiera conseguir una copia de las fotos que cuelgan alli para mi "museo AN", se trata una foto
muy simpatica y muy sencilla, eso si, en moto.
Feliz dia para todos
El silencio,las imágenes presentes te dan una idea de que como si hubiera alguien vigilandote por todas las esquinas,
como un ángel presente ..........Angel Nieto,As de ases,Campeon de campeones .........
No sé como pudiera conseguir una copia de las fotos que cuelgan alli para mi "museo AN", se trata una foto
muy simpatica y muy sencilla, eso si, en moto.
Feliz dia para todos
Gufi- Amotiquero Junior
- Localización : Orense
Fecha de inscripción : 15/06/2009
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