El comiezo de mi pasión por las motos.

Creo que toda “la culpa” de mi afición se la debo a mi hermano.
No tendría yo mas de nueve años y él ya contaba con su primera moto. Una flamante Derbi Cross que había adquirido gracias a que había comenzado en su primer trabajo y, como necesitaba un vehículo para poder desplazarse al tajo, pudo convencer a mi padre y comprarla. Impecable. Ese color naranja que dejaba obsoleto todo lo visto hasta el momento en estilos cromáticos, además de ser sin temor a equivocarme, el primer ciclomotor con estética off road (por lo menos el primero que veía) de vanguardia. Pero aun siendo la primera, no dudo en dejármela para que yo me iniciase en esto de la moto. Más concretamente en la moto de campo. Esa sensación de la primera vez es difícil borrarla de tu mente. Todo te parece enorme, las suspensiones parecen tragarse todas las irregularidades del terreno con mucha facilidad, el motor te parece bestial y no has abierto ni un 10% el mando de gas, es una mezcla de sentimientos, te ves sumido en una especie de shock entre los nervios y la felicidad. Es una experiencia única e irrepetible...como tu primer amor. Ese fué el comienzo de este vicio que se incrementaba a medida que mi hermano cambiaba de moto o traía un nuevo Motociclismo a casa.
La experiencia de de tener moto propia me llegó tarde aunque como todos (imagino), empece con una Amotico...no podía ser de otro modo. Se trataba de una Puch Minicross hiper tuneada que compré de 2ª "pata" en un concesionario...horquilla de Cobra, aletas de plastico y un 75c.c. que ya me encargué yo de poner, en este caso y naturalmente, con la participación incondicional de mi hermano que siempre estaba ahí. Esta me la pude comprar con la excusa de tener un vehículo para ir al curro pero, el resto siempre han sido prestadas...sobre todo por mi hermano. El campo siempre ha estado presente y creo que es la mejor escuela para poder disfrutar de la moto plenamente. Y dentro de la especialidad Campera: el trial.
Siempre hemos tenido la teoría que la práctica de esta especialidad sirve para estar en forma para cualquier otra, ya sea de campo o carretera. El trial te da equilibrio; aprendes a moverte en la moto; te ofrece una visión rápida del terreno y a tomar decisiones sobre la marcha y, sobre todo, a afrontar retos impensables encima de una moto de mayor peso y dimensión. Cuantos buenos momentos con nuestra Montesa 310 y que buenas "rutitas". Hasta que llegas a ser el Richard Kimble (el fujitivo) de los cerros. Eso ha hecho que me replantease cambiar a la especialidad "on" después de haber tenido una Montesa Enduro 360, una Yamaha 250 WR y una Honda 650 XR con las que he podido disfrutar pisteando en buena compañía. Pero en esta "bendita" comunidad nuestra tenemos tantas facilidades para la practica "off", que ni por pistas de auténticos eriales y vertederos te permiten circular. ¡¡Aquellos benditos '70 y 80's donde estarán!!
Así que, en la actualidad disfruto únicamente (cuando se puede) de los caminos asfaltados que nos ofrece la provincia a lomos de mi Suzuki Bandit eso si, a velocidades legales, que nunca sabes donde te pueden "retratar". Eso y apreciar (de momento) las maravillas con solera que pasan por las manos de mi hermano y que siempre me recuerdan la procedencia de esta pasión que, como a muchos foreros supongo, un día se coló en nuestras vidas para formar parte de una gran afición.

Un saludo y perdón por la "chapa" que os haya podido dar.

PD. Os dejo una foto con otra de las motos que mas me arrepentí vender. Mi Yamaha RD del '86.

Estupendo relato, se ve que tienes buena pluma. El caso es que me siento identificado en varias cosas, sobre todo en aquella primera vez.

La verdad que a mi tambien me fue bien tener un hermano mayor aficionado,una Cota 74 a la que partimos y soldamos el chasis varias veces,Carreras de vespas,ciclomotores en tierra y eso que estabamos en Sant Andreu (barrio Barcelonès)sin casco ni carnet y aprendimos a llevar moto,coche y hasta un avia que tenia mi padre, por los alrededores de casa pero en calles abiertas
En mi caso la historia se repite con sobrinas e hijas que "juegan a llevar el coche " con once y trece años y alguna que otra moto tambien
eso si!!! en una finca privada,ara seria impensable hacer estàs animaladas en plena Barcelona,saldriamos en la tele como delincuentes casi!!!
Però he pasado un buen rato recordando cosas de esa epoca.....

Gracias...motoro lo de la buena pluma, me lo tomo dentro del mas estricto sentido literario, je, je (es broma). Muchas gracias.

dclapes es cierto que hubo otra época donde hacíamos verdaderas diabluras y, que ahora, sería impensable hacer sin tener un boletín rosa a nuestro nombre...eran otros tiempos; no se si peores o mejores pero, no pasaban a mayores...aun me acuerdo con 11 o 12 años, como un amigo le quitaba la Montesa 75 H a su hermano (por la tarde noche) y nos ibamos a un descampado a disfrutar de aquel "maquinorro ". En ocasiones incluso, hasta que se agotaba la gasolina...luego había que rascarse el bolsillo para recaudar algo y que no llegara seca al garaje. Os podeis imaginar que al cabo de un tiempo le pilló y se nos acabo el chollo...siempre he pensado la suerte que tuvimos y que no pasara nada...travesuras, que hoy en nuestros hijos veríamos de otra manera. Seguro.

Muy bien escrito!! Me quedo con la frase "¡¡Aquellos benditos '70 y 80's donde estarán!!" Somos un ejército de no tan jóvenes que nos lo preguntamos cada día. Y lo que dice DClapes sobre "juegan a llevar el coche " y lo del descampado... El mundo y nuestro entorno ha cambiado. No sé si a mejor o a peor pero ha cambiado.

Recuerdo donde hemos veraneado toda la vida que entre las casas y la vía del tren había una especie de cortados rocosos que yo siempre pensé que eran la antigua línea de costa de la zona que a golpe de milenios de aporte aluvial de un cauce cercano se había colmatado de sedimentos creando la llanura actual que se entrega suavemente hasta el mar.

Pues bien esa zona de toda la vida se le había llamado "El campo de cross" ya que había toda una serie de rampas y desniveles donde hacíamos las diabluras y perrerías más brutales, primero con las bicis y luego a las motos como prueba de iniciación a la adolescencia. Luego también la mayoría habíamos tenido nuestros primeros escarceos amorosos con la chica que iba de paquete en ése campo, agazapados entre algarrobos y pinos que a modo de habitación cobijaban nuestro momento de intimidad.

Pues bien, todo eso es hoy una línea de asfalto perfectamente horizontal al lado de la que se alinean bloques y bloques de apartamentos de construcción dudosa y la mayoría con carteles-reclamo para su venta, separado todo de la vía del tren por una alambrada que le da toque a barracón de campo de concentración. Ni os cuento la de hectómetros cúbicos de tierras que se habrán tenido que mover para nivelar la zona, pensad en una cala de la costa mediterránea y llenadla de tierra; muchos centenares de camiones habrán hecho falta.

Evidentemente ahí ya no se puede hacer "cross", ni se ven los conejos que de vez en cuando salían de entre la maleza asustados por el petardeo de nuestros trastos, ni sestean las serpientillas color pardo enrrolladas en algún tronco muerto y que algún susto nos habían pegado al irnos a apoyar. Y todo ello: ¿Para qué?

No sé si eran tiempos mejores o peores, pero pienso en ellos con añoranza.

Saludos!
Jorge

Je, je...una descripción magnifica kokeossa.
el comentario sobre el campo de cross, es el mismo que la zona de trialeras que teníamos a finales de los '80 en Alcalá. Una zona de pinares que, aunque de terreno arcilloso, era un lugar aparente para desfogarse los domingos en compañía de buenos amigos...actualmente sirve como camposanto a las afueras. De todos modos aquí en Madrid, lo que no nos arrebata el urbanismo, lo hace la administración..."c'est la vie".

Saludos.