Entrevista a Pere Gimbernat

Pere Gimbernat Quintana Sr Gimson

Esta entrevista que os proponemos no es la típica de un señor que guarda con devoción su vehículo, más bien es una charla agradable con uno de los últimos protagonistas de la marca de bicicletas y ciclomotores Gimson, una marca que tenía su sede en Figueres y consiguió un notable reconocimiento por su calidad en todo el ámbito estata.

El Retrovisor
Martí Dacosta - Figueres

Nos citamos un lunes por la tarde del mes de julio en su domicilio y, por descontado, el señor Pere Gimbernat ya nos esperaba. Lo tenía todo a punto, pero no atinamos en una cosa: estavan haciendo el Tour de Francia, el es un gran aficionado, de manera que retardamos un rato la entrevista y nos pusimos a mirar juntos la etapa del día. "Ves, este año les toca a los ingleses, como decimos nosotros, le maillot jaune. (hay que decir que el Sr Pere habla un exquisito francés, todavía conserva la doble nacionalidad, francesa-española). Este tal Wiggins está muy fuerte y tiene muchos números para ganar", asentía con conocimiento del tema una semana antes del fin de la carrera gala. A nosotros ya nos gustaba la conversación, pero lo que queríamos era hablar de otras biciletas, concretamente las Gimson.

(P) - ¿Cómo fue el inicio de la família en el negocio de las bicicletas?
(R) - Mi abuelo, Pierre Gimbernat Batlle, era relojero en Perpinyà. Era muy buen profesional y le ofrecieron la representación para Figueres y província de la marca Automoto, una fábrica de bicicletas y motos. Se estableció en la calle Sant Pau, número 17, en una pequeña tienda donde vendía y reparaba relojes y bicicletas. Tuvo muchos encargos, uno de ellos fué colocar el reloj de la parte baja de la rambla de Figueres. El negocio funcionaba, importaba y vendía material y piezas para bicicletas. Con el tiempo se les ocurrió montar todo este material y ponerle un nombre propio, así nacía la marca Gimson. Con la llegada de la guerra mundial del 1914 y, después, la guerra civil, todo cambió: años de postguerra, fronteras cerradas, estaba todo muy muerto, había muy poco material y muy malo, había algo de estraperlo, pero nosotros básicamente tuvimos suerte porque nos proveíamos de muchos pequeños talleres cercanos. A nivel nacional, había otros fabricantes pero, básicamente, eran los de siempre: catalanes y vascos.
(P) - Mucha gente ya lo sabe, pero explíquenos de nuevo qué significaba Gimson.
(R) - Mi padre Pierre tuvo tres hijos, dos chicos, Pierre y Antoine, y una niña, Françoise, juntos formá bamos la Gimson, acrónimo del inglés Gimbernat and Sons, en castellano Gimbernat e hijos. Años más tarde utilizarían el nombre fiscal Hermanos Gimbernat S.C.R.L. Mi padre era el mayor, él lideraba el equipo. Antoine estaba en la sección de montaje y Françoise estaba en la oficina, en el departamento comercial. En los buenos momentos hubo en platilla más de cien trabajadores.
(P) - Explíqueme cómo era su padre. Tenemos entendido que él fue el que hizo grande la empresa.
(R) - Mi padre, Pierre Gimbernat i Font, era un hombre con mucha idea, un hombre muy listo y con mucho ímpetu. Bien, ahora a este perfil se les llama emprendedores. Os tengo que decir que toda la vida los ha habido, de emprendedores, no es un invento de ahora. (El señor Pere lo dice mientras sonrie).
(P) - ¿Su padre ya quería seguir con el proyecto de pequeño?
(R) - Bien, esa era la intención, no obstante los padres siempre guían a los hijos. Mirad, os explicaré una anécdota que mi padre siempre repetía, y no ha sido nunca publicada. Mi padre fue a clase de dibujo con el gran profesor Juan Núñez Fernández. Eran compañeros de aula con Salvador Dalí, sus padres se percataros de las ideas y fantasías del pintor y pensaron que serían malas influéncias para su hijo y podrían hacer que perdiera su interés hacia el negocio. Entonces decidieron apartarlo una temporada a Mataró, a casa de unos industriales que fabricaban radios para las bicicletas Gimson, y así tenerlo alejado de posibles distracciones.
(P) - ¿Cómo se lanzaron a los ciclomotores?
(R) - Dada la experiencia y los buenos resultados obtenidos con las bicicletas, se empezaron a fabricar los primeros ciclomotores. Yo apreté mucho a mi padre para tirarlo adelante. Los primeros models llevaban un motor hecho en Barcelona. Era el motor Gamo, de los prestigiosos hermanos Parés.
(P) - ¿Cuáles eran sus principales clientes?
(R) - En Cataluña ya vendíamos, pero el sur de España era muy buen mercado para nosotros, teníamos muy buenos distribuidores. Nos inventamos una segunda marca, las bicicletas Esbelta, para poder tener dos distribuidores en un mismo lugar y controlar mejor el mercado.
(P) - ¿Ganaron un concurso para suministrar bicicletas para la Guardia Civil?
(R) - Bien, sí, sí, no fuimos los únicos, pero fue antes de que fueran con las motos Sanglas. Las bicicletas eran del tipo estándar, pero incorporaban unos soportes especiales para colocar los fusiles. Les servían para hacer guárdias en las zonas rurales. Como os podeis imaginar, a parte de la bandera, todo estaba pintado de verde oscuro.
(P) - Usted ya tenía ideas modernas, como la producción de un ciclomotor eléctrico.
(R) - Sí, sí, yo tenía ganas de hacer cosas nuevas. Mirad, una de ellas era la fabricación del primer ciclomotor eléctrico en nuestro país. trabajé mucho y presentamos un prototipo en el salón de Barcelona del año 1973 que incorporaba un motor Bosch, pero me encontré que tras la muerte de mi padre, mis tíos tenían descendencia y no estaban por grandes cambios, ni aventuras empresariales.
(P) - Gimson hacía unos catálogos muy meticulosos, con un gran diseño y buenas fotos, ¿quién era el responsable?
(R) - En una empresa pequeña y familiar todos hacíamos muchas cosas. Modelos como la Canigó, la Polaris, la Skipper tuvieron mucho éxito, yo las bautizaba y buscaba el lugar para hacer las fotos de los catálogos, siempre con paisajes empurdaneses. Mirad este -dice señalando el modelo Canigó- las fotos se hicieron en Sant Llorenç de la Muga, este otro donde está el catálogo general es en Empuriabrava, y estas modelos tan guapas son mis hijas... -afirma picarón el señor Pere-. Las imprentas de Figueras nos hacían la impresión, todo junto generaba mucho negocio y riqueza en la ciudad.
(P) - ¿Cuáles fueron las razones fundamentales que les llevaron a cerrar la empresa?
(R) - Cuando murió mi padre prematuramente, la empresa pasaba por un momento muy delicado. Una plantilla sobredimensionada con imposibilidad de hacer ningún ERE. Hay que decir que tambien arrastrábamos los efectos de la crisis mundial del petróleo de 1974 y, por descontado, la inminente llegada a nuestro mercado de las multinacionales japonesas. Por mi parte, yo me encontraba en una edad que no podía asumir demasiados riesgos y tampoco disponía de los recursos económicos para comprar la parte de mis tíos. Con esta situación insostenible nos vimos obligados a cerrar la fábrica de Gimson de Figueres.
(P) - ¿Qué hicísteis después?
(R) - Gracias a mi formación de ingeniero hice unos cursos de formación en el ministerio de indústria en Madrid y me incorporé como ingeniero a la nueva red de inspección técnica de vehículos, primero en Celrà y Vic y, finalmente, en la estación de Vilamalla.